Permanecer 2... El Espíritu Santo

1 Jn 4:13
"En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu."

Ef. 1:13
"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,"

Ef. 4:30
"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención."

1 Cor. 1:22
"el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones."



Conversaba, hace mucho tiempo, con un amigo mío sobre permanecer en Jesús. Recién serían mis primeros años en la fe, de manera que respondía en base a lo poco que podría haber aprendido hasta ese momento, pero creo que respondía bien a sus preguntas.

Él también era cristiano y no tenía ganas de hacerme un examen, sino que quería saber qué creía yo hasta ese momento.

El caso es que ambos llegamos a la conclusión que el permanecer en Jesús era no mirar atrás, aferrarse a Él, orar todos los días y buscarle en su Palabra. Y fue una convicción que llevé por mucho tiempo, y que considero, hasta ahora, como una verdadera buena respuesta, en base a la Biblia que manejaba en ese entonces.

Sin embargo, hace un par de años, tuve la oportunidad de encontrar, con la guía de un maestro, un par de pasajes que me han permitido ver un poco más profundo el hecho de permanecer en Cristo.

Hoy quiero empezar con una idea de los pasajes. Uno, en particular, que me llevó a confrontarme, que es el permanecer en Dios por que me ha dado de su Espíritu.

Permanecer en Dios es ser parte de aquellos que tienen de su Espíritu y que lo tienen porque Dios se los ha dado -obviamente, nadie podría tenerlo sin que eso suceda, claro está-. Me es importante entender que Dios me ha hecho partícipe de su reino, que me ha sellado con su Espíritu Santo y me ha dado de Él, de tal forma que no vivo yo, sino Cristo vive en mí.

Su Santo Espíritu, aquel que levantó de entre los muertos a Jesús, es el que me habla día a día, el que me convenció de pecado, justicia y juicio.

Hoy, quiero empezar con esto, de tal forma que recuerde que permanezco en Cristo viendo que tengo el Espíritu Santo. visto de otra forma, sin el Espíritu Santo en mí, no podría permanecer en Jesús.

Ahora, tener el Espíritu Santo de Dios implica que yo viva y ande como Él quiere. Tenerlo no es un simple hecho, sino que está lleno de una profundidad muy grande.

El tener el Espíritu de Dios es saber que tengo dones dados por Él según sus propios deseos, que llevo fruto espiritual (en base al amor, gozo, paz, paciencia benignidad, bondad fe, mansedumbre y templanza), que oro en el Espíritu, que me lleno de ese mismo Espíritu Santo día a día, que he sido sellado y bautizado en Él.

Además, y es, quizá, una de las cosas más importantes, es que vivo según el Espíritu, y no según la carne.

Hoy, sólo para empezar, quiero recordar que, para permanecer en Cristo debo tener su Espíritu, con todo lo que esto implica.

Dios nos bendiga mucho, teniendo una relación más fuerte con el Espíritu Santo.

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