Soy feliz al llorar

Mt. 5:4
"Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación."


Yo he llorado muchas veces y por distintos motivos.Recuerdo que lloraba cuando me sentía dolido o cuando me fastidiaban o insultaban en el nido. También he llorado por alguna chica, por sentirme menos que el resto o de indignación. Por último, he llorado después de recibir a Cristo, algunas veces al orar y cuando he pecado.

El caso es que, normalmente, el llorar es sinónimo de dolor, de carga o angustia. ¿Cómo, pues, Jesús me dice que los que lloran deben sentirse felices porque serán consolados? Entiendo que el consuelo reconforta un corazón dolido, pero estar feliz porque lloro al estar triste es algo ligeramente difícil de comprender.

Lo interesante es que es el mismo Señor Jesucristo, que promete la felicidad para los que lloran, el que me dice que no interesa la carga que tenga ni la angustia que lleve, que vaya a Él, que Él me va a hacer descansar. Él mismo es la respuesta.

Él es el reposo verdadero y el estado de paz que el hombre ha querido encontrar durante toda su existencia.
Mi dolor, por otro lado, le interesa a Dios. En Job 16:20 puedo recordar que tengo que presentarle a Él todas mis lágrimas porque en Isaías 25:8 tengo la promesa que Dios las enjugará.

Sabiendo que aquel que entregó su vida en amor por mí -aunque yo no lo merecía ni lo mereceré jamás- está atento a mi llanto y dispuesto a llevar mis pesos así como cargó con mis pecados.

Vendré, pues, al Señor a llorar todos mis dolores, a suplicar por todas mis ovejas y a confesarle todos mis pecados; y sabré que Él me escuchará y que seré consolado. No hay otro lugar donde haya esa seguridad.
En Él, entonces,estará mi consuelo; y ante Él caerán mis lágrimas, ya que sólo así mi corazón tendrá paz y descansará de verdad.

Que tus lágrimas sean enjugadas por Jesús siempre.

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