Seré feliz si tengo el hambre y la sed de verdad...

Mt. 5:6
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados."



Tener hambre es tener hambre. Nadie puede decirte que no tienes hambre si la tienes. Estar hambriento es parte del ser humano, pero es una de las partes que menos nos gustan.

Es una necesidad imperiosa. En la pirámide de Maslow, el hambre es una de las necesidades básicas, imposible de ser adulterada a voluntad. Parte por ser la falta de alimento y se manifiesta (como dirían los doctores sobre las enfermedades), si es leve, con dolores ligeros en el abdómen y ruidos extraños provenientes de los intestinos. Si es hambre intensa, produce desmayos, debilitamiento, sueño, dolores de cabeza, etc.

La sed, a diferencia del hambre, se da al no sentirse satisfecho con lo que se toma, o a la necesidad de tomar agua u otro líquido. Es más hiriente que el hambre y más enloquecedora que este al ser, creo yo, más aguda. El calor y el sueño provocan sed.

Bueno, Jesús nos habla sobre hambre y sed de justicia. Es como sentir estas dos necesidades básicas del hombre pero derivadas hacia la justicia. Es, supongo, como angustiarse frente a la injusticia y dolerse de lo que no es justo. Es indignarse de lo que no es recto y, junto a todo esto, es vivir necesitando hacerlo de forma justa.

Ahora bien, no se nos plantea esto de lo justo sobre cualquier justicia. Es el Hijo de Dios el que está hablando y hay que tener en cuenta que no les está hablando a cualquiera, sino que les está hablando precisamente a sus discípulos. Entonces, la justicia de la cual nos habla es la justicia de Dios.

Y la justicia de Dios no se centra en la equidad y el premio o el castigo ante algún acto hecho por un persona. Dios es recto y sus caminos son caminos de justicia pura; sus decisiones no son tomadas a medias y no se retracta ni arrepiente, porque no es hombre. Y sí, su justicia castiga muchas veces, pero no por ser Él el que castiga por su propio deseo de ajusticiar al ser humano, sino por el pecado del hombre que se condena a sí mismo haciendo y viviendo como Dios no quiere que él viva. Sin embargo, sobre eso, la justicia de Dios no se basa en premiar o castigar. No, la justicia de Dios no se conjuga con el verbo ajusticiar, sino con el verbo justificar.

Porque todos aquellos que somos sus hijos hemos sido justificados frente a Dios en la obra de nuestro Señor Jesucristo. Él pagó lo que nosotros hicimos y su entrega nos significó justificación.

Tener hambre y sed de justicia no es sólo querer ver a un mundo regido por algo recto, equitativo y justo, como Dios quiere hacerlo, sino también es amar a los demás, querer que ellos conozcan de la justicia de Dios. Y en esto quiero recordar que -justo con el tema inicial del hambre puedo hacerlo- hay muchas personas que pasan diariamente hambre y sed físicas y tienen en ellos una gran necesidad espiritual. Dios ama a esas personas también, y nosotros tenemos que amarlas y orar por ellas y hacer lo que podamos para cuidar de ellos si lo necesitan. El tener la necesidad de justicia implica también querer hacerla.

Dios te guarde y te permita necesitar justicia en tu vida y alrededor de ella.

Comentarios

  1. Joshua , se me ha presentado una duda ,las dudas no son buenas . Mencionas que Dios no se arrepiente , pero veo en Genesis 6: 6 y 7 , que se cita a El mismo , señalando que se arrepiente , que borrara , lease dehacerà , su propia creaciòn , el hombre y , tambièn sus animales , todo . Tambien en el verso 6 de este mismo capitulo , señala la razòn , SU ira santa contra la impiedad , la injusticia , el pecado , todo lo que se aparta de su santa y justa voluntad . Favor aclarame el punto .

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