La aprobación de usar bien la palabra

2 Tim. 2:15
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad."

Sal. 33:4
"Porque recta es la palabra de Jehová,
Y toda su obra es hecha con fidelidad."

Existe algo que nosotros conocemos como "palabra de honor". Es una promesa o un juramento o un acuerdo en el que dejamos de firmar cosas y soltamos un aval que, sin peso físico ni mucha consistencia de volúmen, posee un peso moral y honorífico terrible: nuestra palabra.

Bien, la palabra de Dios es, a diferencia de la nuestra, una realidad invariable y perfecta en todos sus sentidos. Posee la voluntad de Dios, la historia del más claro acercamiento que Él nos dio a lo largo de los tiempos y muchas armas para todo aquél que confíe en Dios. Y, sin embargo, muchas veces la hemos dejado de lado o no la hemos usado como Él quiere.

Un obrero que no tiene de qué avergonzarse usa bien la palabra de verdad. Hace de ella lo que debe hacer y aprende de ella todo lo que ella le enseña, también la recibe como Dios se la da y no la cambia a su favor ni la tergiversa.

Pablo le dijo a Timoteo que usara bien la palabra de verdad. Él, timoteo, tenía que guiar pastoralmente una iglesia difícil, y este consejo se torna algo así como "no dejes de cuidar la sana doctrina y el evangelio que predicamos."

Sin embargo, el usar bien la palabra de verdad también es SABER usarla. La palabra de Dios nos es de guía y de consejera y, a través de ella, Dios nos habla y nos enseña cosas para cada instante que tengamos que vivir. Usarla bien implica buscarla diariamente y a cada rato, no dejar de lado sus consejos ni olvidar lo que dice.

Además, para todo aquel que, como timoteo, tenga la bendición de pastorear a otro, el usar bien la palabra es saber aconsejar, exhortar, llamar la atención, animar y enseñar conforme a la palabra de Dios. En realidad, no debería haber otra forma de trabajar para el verdadero cristiano.

Y este punto es el más importante. Para poder hacer todo lo anterior conforme a la palabra, primero tengo que VIVIR conforme a la palabra, lo cual significa confrontarme a mí mismo todos los días y preguntarme si he vivido como Dios quisiera que viva en este día.

La palabra de Dios es recta pero, ¿cuán rectos y justos están siendo mis caminos? Sólo asegurándome en la voluntad de Dios podría vivir sin temor a ser avergonzado.

Un obrero aprobado usa bien la palabra de verdad.

Dios sea el que te acueste y el que te levante.

:)

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