El llamado de un siervo decidido...

Ro 1:1-4
"Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,..."




Cuando en mi vida he tenido que pensar sobre mi futuro o aquellas cosas que tendré que vivir llegado el momento, siempre he dudado de que me salgan bien. Y que conste que no es que no haya conocido o creído en las promesas de Dios, sino que mi actitud humana es fuerte y logra llevarme a los páramos de dudas que mi corazón crea.

Es por eso que regreso muchas veces a este saludo de Pablo en Romanos. Es rico en doctrina y pesado en meditación exégeta, pero es simple cuando necesito que mi corazón recuerde el porqué de las cosas que suceden y el porqué de las obras que hago y que tendré que hacer en adelante.

Pablo fue apartado para el evangelio de Dios. No es que él se haya preparado o apartado él mismo para algo que le conviniera. Él aceptó la propuesta de Dios para trabajar en el evangelio.

No me quedan dudas en que Pablo fue una persona decidida, pero guardo mis comentarios sobre aquellos 3 días en los que tuvo que esperar a que alguien le impusiera las manos y poder volver a ver. No sé qué podría haber pasado en esos momentos por la mente de Pablo, pero sé que en mi vida, cuando tengo desafíos grandes a mi fe, o Dios me ha estado mandando a hacer algo que dudo, tengo que renunciar a mis pensamientos.

El caso es que en mi labor de todos los días, también tengo partecitas de haber sido apartado para el evangelio de Dios. Y, regresando al tema principal, si he sido apartado para ese evangelio que Dios mismo ha preparado con tanta dedicación, que es tan perfecto y que es la causa del cambio en la vida del hombre, entonces Dios ha de saber porqué me ha llamado a mí.

Si Él es mi empleador, si decidió que entrara a su empresa, entonces sabrá darme las indicaciones correctas y a tiempo, de manera que pueda hacer bien mi trabajo. La otra mitad depende de mí.

Hoy tengo muchas cosas por emprender, pero no las quiero empezar sin recordar que Dios es quien me ha levantado y separado para obras más que importantes en la vida de lo que yo mismo sé. Y, aunque me cueste ser lo decidido que fue Pablo, el saber que Dios tiene algo más grande para mi vida que cualquier trabajo me es más que suficiente para levantarme hoy y hacer lo que se tenga que hacer.

Dios nos dé las fuerzas y la decisión para entrar a la labor del evangelio.

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