Permanecer 8... Santidad

1 Jn 3:6
"Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido."


Ef. 4:22-24
"En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."

Ef. 4:26-27
"Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo."

Ro. 6:11-14
"Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia."

Ro 6:6-7
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado."



El pecado es el gran tema de la humanidad. No necesariamente porque tengamos eso como meta, sino que es aquello que nos marca a todos al nacer y que nos persigue hasta morirnos sin que nosotros queramos ser parte de él... aunque a veces, sí. En otras palabras, es como una cadena que nos ata, que no podemos romper por nosotros mismos.

El pecado es aquello que nos separa de Dios, es hacer algo que a Dios no le agrada o dejar de hacer algo que Dios quisiera que hagamos. El pecado nunca entra en tela de juicio, es parte de un ataque fiscal de parte de Satanás hacia todos, para mostrarnos como culpables de pecado y no hay medias tintas para saber si se ha pecado o no. El pecado es pecado porque no existe otra cosa que pueda ser.

Todo aquello que no le agrada a Dios nos separa de Él. El pecado, entonces, en todas sus expresiones, es el principal acto de ese conjunto (si separamos la falta de fe y la depresión fuera del pecado, aunque algunos podrían encontrar formas de introducirlas al pecado en sí, de manera que este sería el único motivo de separación de Dios, pero estas son discusiones más teológicas que prácticas... allá aquel que quiera discutir sobre eso). Podemos decir que, si pecamos, no podemos estar cerca a Dios, porque Él es santo y no conoce pecado de cometido, sino por lo que nosotros hemos hecho.

Ahora, no quiero ahondar tanto en el tema, pero es necesario. Es importante entender que todos pecamos y que no hay quien pueda acusar a alguien de ser más pecador que otra persona. Todo pecado nos separa de Dios y es tan pecado el pensar mal de alguien como el asesinarle.

Sin embargo, existe una solución dada por el mismo Dios hacia el pecado: pagarlo. Pero, ¿cuánto cuesta pagar el pecado? Rpta: toda la vida.
¿Cómo podemos, entonces, pagar con nuestra vida? Osea, ¿el pagar el pecado me costará la muerte? Pos sí.
Ok, debe haber otra salida. Y, sí la hay: que alguien más muera por mí.
Ah, mira tú... entonces, ¿sólo me haría falta encontrar a alguien que quisiera morir por mí? Rpta: Sí, más o menos. El problema es que esta persona debe nunca haber pecado.
¡Chumas! ¡¡¡¡¡Entonces se vuelve complicadísimo!!!!!
Sí, pero no podemos pagar con santidad si es que estamos manchados de pecado. Sólo podríamos ser limpios si es que alguien que está limpio nos limpia (trabalenguas no adrede). Entonces sale otro problema: ¿quién podría estar limpio para pagar por mí muriendo sin haber pecado nunca? Rpta: Jesucristo, único hombre que no pecó nunca. Ahí se rompen las cadenas de pecado.

Vale, el resumen es simple: el hombre pecó y está separado de Dios para siempre; Jesús vino para pagar por el pecado del hombre muriendo y haciendo libre al hombre del pecado. Ahora uno es libre de pecado.

Uf! Entonces ya no tengo qué temer si ya soy libre del pecado!
Falso... El pecado ya no se enseñorea del que ha sido librado por Jesús de él, sin embargo no deja de estar puesto en nuestros cuerpos, porque no somos perfectos.

Ahora bien, para el cristiano, el pecado no es sólo un problema, sino una lucha, porque día a día debe enfrentarse a sí mismo, para que no venza este pecado sobre él. Pero, no es que dejemos de pecar por voluntad, sino que no dejemos que el pecado se enseñoree de nosotros. Diciéndolo de otra manera, mantenernos sin encadenarnos de nuevo.

A lo que se refiere Juan es lo que explica Pablo: el que permanece en Dios no peca, porque no deja que el pecado se enseñoree de él.

A eso tengo que apuntar. Lo otro es relleno. Dios no me permitió no pecar nunca, pero sí me ha limpiado para cuidar que el pecado no me haga parte de él. Y la lucha es todos los días.

Dios nos bendiga cuidando, hoy, que el pecado no se enseñoree de nosotros.

Comentarios