Permanecer 6... De su carne y de su sangre

Jn 6:56
"El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.”

Jn 6:54-55
"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida."

1 Cor. 10:16-17
"La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan."

1 Co 11:23-29
"Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí."



La Palabra es muy clara con relación al permanecer en Cristo. Este tiempo en el cual he estado intentando estudiar algo que me enseñaron -y que debería repasar más seguido, es verdad-, me he dado cuenta que me falta mucho para conseguir ser tal como debería ser.

Sin embargo, paso a paso, intento buscar la forma de permanecer en el Señor, negándome a mí mismo y buscando la presencia de Jesús en mi andar, tomando Él las decisiones o, mejor dicho, tomando yo las decisiones que Jesús habría de tomar en mi lugar y que Él mismo me muestra a través de su Palabra.

Hoy, por lo tanto, ingreso nuevamente a un tiempo de oración para permanecer en el Señor. Lo que me toca ahora es la Santa Cena.

La Santa Cena es una institución dada por el mismo Señor Jesucristo. Sólo existen 2 sacramentos dados de verdad por Jesús: la Santa Cena y el Bautismo. Los aumentos de la Iglesia Católica son sólo rituales que se crearon para una época en la cual la herejía podía ser un camino atrayente para los jóvenes, por lo que era importante un "recordatorio" de lo que creían, no son verdaderos mandatos divinos -a la Palabra de Dios me remito-.

Bueno, Cristo, la noche que fue entregado, como diría Pablo, dio de comer pan partido a sus discípulos, de manera que todos comieron un pedazo de ese mismo pan. El pan que se partió por todos y del cual todos comieron, es la nueva forma del pan dado del cielo en Cristo personificado. El maná que recibió el pueblo en el desierto era un maná que sostenía, pero que no terminaba de salvar, puesto que si bien todos los que lo comieron se sostuvieron, no todos entraron a la tierra prometida. Este nuevo pan es bendito, dado en gracia y en amor no para sostenernos físicamente, sino para alimentarnos espiritualmente. Para sostenernos estando listos para el beber del sustento de vida que limpia nuestros pecados.

El vino fue luego repartido, de modo que todos tomaron de una copa que comenzó con Cristo. Este es el nuevo pacto en la sangre de Jesús, que se derrama por los pecados de muchos. Esa sangre representa el sacrificio de Jesucristo por nosotros. Sabemos que su sangre nos abre las puertas de estar en comunión con Dios. A través de su entrega, tanto de cuerpo, como de sangre, podemos ser parte de la paz para con Dios.

La Santa Cena es la anunciación de la muerte de Jesucristo, como dice Pablo, hasta que Él venga. Tiene, como principio, creo, el recordar porqué somos parte de una iglesia. Todos los discípulos participaron juntos. Tenían 2 cosas en común: todos eran pecadores y todos estaban cerca a Cristo. Los que se salvaron, participaron dignamente, teniendo cuidado de cómo lo hacían. Sin embargo, hoy en día, las cosas no son distintas. La Cena sigue siendo un sacramento dado por Cristo del cual participamos los pecadores convertidos al Señor, aquellos que pertenecemos a la iglesia de Cristo, basándonos en la Biblia y siguiendo, o luchando por seguir, los pasos del Señor.

La Cena es también, un acto importante para el creyente, porque es declararse a sí mismo como un pecador que comió de la carne y de la sangre de Jesús, de modo que se benefició por su sacrificio. Es decirle al mundo: yo soy parte de aquellos por los cuales Jesús murió y espero su venida, ya no en sufrimiento sino en gloria.

No tomar la Cena es desobedecer y, más que eso, no tomar en consideración lo que hizo Cristo. Si bien, físicamente, la Cena no nos "alimenta" (los aliancistas, como yo, por ejemplo, celebramos la cena con un pedacito de pan de aproximadamente 2 cm por lado y una copita de 2 onzas de vino, osea, no es un desayuno), sí nos hace partícipes comunes de toda la iglesia de Cristo al hacernos similares entre todos porque por todos Cristo se entregó.

Y la participación de esta Cena es especial. No se puede llegar a esta Cena sucio o tomarla de una forma indigna, como dice el apóstol, porque se negaría el obrar de este sacrificio por uno. La Santa Cena es el decir que hemos creído en lo que Jesús tuvo que pasar para poder nosotros ser santos.

Permanecer en Cristo es ser parte de la iglesia. Es acercarse en comunión con los hermanos para compartir de lo que nos une y lo que nos hace iguales frente a Dios: nuestra salvación a través del derramamiento de la sangre de Jesucristo.

Hoy quería recordar esto, para poder vivir el día con la plena convicción de que debo saber porqué pertenezco a mi iglesia, y qué hago cuando participo de la Santa Cena.

Dios nos bendiga con sabiduría para ser parte de este sacramento dignamente.

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