Los lentes para ver a Dios

Mt. 5:8
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.



Ver a Dios es un tema complicado. Desde el inicio, el hombre ha intentado ver a Dios por muchas razones. En principio, es porque Dios es algo así como un tema "secreto", un "top secret" aquel que le llega a ver es muy importante. Además, porque eso de lo sobrenatural es "espectacular"; de modo como cuando creemos en algo de la Biblia, "imagínate que puedas ver al que lo hizo", y, sin entrar en muchas comparaciones heréticas, "¡sería como estar al costado de Sheng Long que te concede deseos!".

El ver a Dios ha sido la fuente de muchos pensamientos. Si sólo conocer el nombre de un dios implica, culturalmente, tener parte de su poder, el ver a Dios sería como llegar a ser superior a los demás mortales.

Jesús no tenía esas ideas cuando les decía a sus discípulos que aquel que era de corazón limpio vería a Dios. No, Él se refería a poder compartir con Dios de su divinidad -no prestada, sino estar junto a Él-, en su presencia, en su gloria. Experimentar de su santidad, de su poder en nuestra vida eterna es la promesa de felicidad que Jesucristo nos daba en ese sermón.

¿Quiero, realmente, ver a Dios, entonces? En mi caso personal, sí, y mucho. Espero el momento de poder compartir directamente con Él de toda su belleza y gloria, y gustar de la fragancia de su santidad.

Jesús está sentado a la derecha de Dios, y estuvo con Dios Padre todo el tiempo, además de que Él mismo es Dios cómo la Biblia nos lo muestra siempre, de modo que Él sabe lo que significa estar cerca de Dios y lo que le significaría a un hombre.

Ahora bien, para esto es necesario tener un corazón limpio. Un corazón que no sólo haga lo que debe hacer, sienta lo que debe sentir y piense lo que debe pensar, sino que sea transparente y sin mancha para que Dios pueda ver lo que en él hay. El corazón limpio es, en otras palabras, los lentes para poder ver a Dios, sin ellos no podremos llegar a captar su santidad.

Yo quiero ver a Dios. Yo quiero gozar de su mano poderosa en mi vida terrenal y de su gloria, amor y paz en mi vida eterna.

Que Dios te limpie el corazón para que puedas verlo.

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