Si te duele, ¿por qué lo usas?

Unas balerinas, un par de zapatos, un pantalón apretado, un polo pequeño, juntar polera con bermuda, pantalones de cuero y corbata. Todas estas cosas (o conjuntos de cosas) las usamos, aunque la gran mayoría nos traen perjuicios.

¿Has visto, alguna vez, a una chica, en medio de la noche, con un top, una minifalda y unas botas de cuero? Uno se está pudriendo de frío, usas casaca, chalina, jeans y, si eres de esas personas que sufren de manos pálidas, mitones; mientras que la señorita está paseándose por la calle mostrando los dos aretes que tiene en el ombligo. Obviamente, la nena debe sentir frío, supongo, pero eso no es muy importante para ella, seguro, porque sigue caminando y se nota que seguirá haciéndolo hasta llegar al lugar de la fiesta o hasta que el buen amigo que la espera para conocerla más de cerca le dé el encuentro en algún pub o disco.

Y no es que tenga algo en contra de los tops y las minis. No, para nada, aunque no las usaría. Pero sí me llama la atención que, en una de esas noches limeñas tan frías a las que me he empezado a acostumbrar, haya personas que osen caminar semidesnudas.

Y no sólo sucede con las chicas. Como alguna vez un amigo me haría recordar, nosotros los hombres también caemos en esas tonterías cuando, por ejemplo, usamos bermudas con zapatillas reef (claro, para que ELLA vea que uno tiene las zapatillas) y una polera dunkelvolk. El caso no está con la polera, obvio que, a las 10 de la noche va a hacer frío y necesitamos la polera, el gran problema es que, si hace tanto frío como para usar la bendita polera, ¿¡por qué rayos no decidimos usar un jean en vez de una bermuda!?

La gran culpable es, como en muchos otros casos, la moda. Sí, esa maniática compulsiva que nos lleva a visitar el Jockey, Ripley, Saga y Gamarra cada mes para conseguir deshacernos de nuestros pocos ahorros para conseguir una sarta de pedazos de telas hechos especialmente para climas distintos a los nuestros.

Claro, igual pasa con las casacotas hechas para que los esquimales tengan la libertad de caminar entre sus calles blancas y que muchos de nosotros usamos para salir a comprar pan en Enero a las 11 de la mañana sólo para mostrar lo que nos llegó de regalo en navidad de la tía Euloquia que vive en Madrid. O en Roma (todos tenemos a una tía Euloquia de por allá o de más acá).

Bueno, no creo que esté mal usar ropa, tampoco -aunque guardo, como muchos, mi preferencia por el desnudo-, pero sí creo que hay veces en las que deberíamos tener un poco más de conciencia en lo que usamos.

Si sabemos que tener el calzoncillo por encima del pantalón puede traernos la consecuencia de que se enganche con algo y nos haga calzón chino, pues no lo usemos así. Si entiendes que de noche hará frío, entonces no salgas a la calle con la mini, nadie quiere bailar con una chica que esté sufriendo un ataque de hipotermia. Como no debes comprarte algo que sabes que te va a doler: no todos los pies son aptos para las balerinas.

La moda no tiene porqué doler. ¿O sí?

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